La oposición exige transparencia total tras conocerse que varios de los vuelos podrían haber transportado a empresarios y asesores ahora bajo investigación judicial
Madrid – El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se enfrenta a una nueva tormenta política tras ser instado por el Congreso a desvelar la identidad de los acompañantes que viajaron con él en el avión oficial Falcon en al menos 122 trayectos realizados durante los últimos tres años. La exigencia de transparencia llega después de que varias informaciones apunten a que en algunos de esos desplazamientos habrían participado empresarios y asesores ahora salpicados por presuntas tramas de corrupción vinculadas a contratos públicos.
La presión crece sobre La Moncloa, donde hasta ahora se había evitado proporcionar el listado completo de pasajeros alegando motivos de seguridad y confidencialidad institucional. Sin embargo, una reciente resolución del Consejo de Transparencia y Buen Gobierno, a raíz de una denuncia presentada por una plataforma cívica, obliga al Ejecutivo a ofrecer explicaciones más detalladas sobre el uso del avión presidencial.
Sospechas sobre el uso privado de recursos públicos
La polémica estalló tras la publicación de varios datos en medios digitales que apuntan a posibles irregularidades en el uso del Falcon. Algunos de los vuelos coincidieron con viajes no oficiales o actos de partido, especialmente en periodos preelectorales o fines de semana. En al menos una decena de casos, según esas informaciones, a bordo habrían viajado personas sin cargo institucional, incluyendo empresarios que ahora figuran en investigaciones judiciales por presunta adjudicación irregular de contratos públicos.
Fuentes parlamentarias señalan que el grupo de trabajo creado en la Comisión de Gastos Reservados del Congreso ya ha solicitado información adicional a Defensa —encargado de la logística del Falcon— sobre el carácter de cada vuelo y la identidad de los acompañantes. La oposición, liderada por PP y Vox, reclama “una auditoría completa y pública del uso de medios del Estado con fines personales o partidistas”.
La Moncloa guarda silencio, por ahora
Desde Presidencia del Gobierno no han querido hacer comentarios sobre los nombres concretos, pero fuentes del entorno de Sánchez insisten en que “todas las personas que han viajado en el Falcon lo han hecho en el marco de actividades institucionales o bajo criterios de seguridad y representación del Estado”.
Sin embargo, la explicación no convence a los partidos de la oposición ni a buena parte de la opinión pública, sobre todo después de que algunas de las personas que supuestamente viajaron con Sánchez estén hoy investigadas en causas como el ‘caso Mediador’, el ‘caso Koldo’ o el ‘caso Cerdán’.
Un uso opaco con antecedentes
No es la primera vez que el uso del Falcon genera controversia. Ya en anteriores legislaturas se cuestionó el uso del avión para acudir a mítines del PSOE o actos privados, como conciertos o eventos deportivos. En 2019, Sánchez ya fue objeto de críticas por utilizar el Falcon para asistir al Festival Internacional de Benicàssim (FIB), donde coincidió con familiares y amigos.
A diferencia de otros países europeos, en España no existe un registro público sistemático de los pasajeros de los aviones oficiales, ni de sus rutas, fechas o motivos. Esa opacidad ha alimentado durante años las sospechas de un uso discrecional de recursos públicos.
Transparencia bajo presión
La resolución del Consejo de Transparencia da un plazo máximo de 30 días para que el Gobierno detalle al menos los nombres de las personas que viajaron sin cargo oficial, así como el motivo del viaje. De no hacerlo, podría enfrentarse a un proceso contencioso-administrativo que podría acabar en los tribunales.
Mientras tanto, la oposición ya anuncia iniciativas legislativas para exigir una reforma legal que regule con más precisión el uso del Falcon y otras aeronaves del Ejército al servicio de miembros del Ejecutivo. También se estudia la posibilidad de impulsar una comisión de investigación parlamentaria.
Un foco más en el momento más delicado
El caso se suma a un contexto político ya complicado para Pedro Sánchez, que ha tenido que hacer frente en los últimos meses a varios escándalos de presunta corrupción que afectan directa o indirectamente a su entorno político y personal. La exigencia de transparencia sobre los vuelos oficiales amenaza con convertirse en un nuevo frente de desgaste institucional.
Por ahora, la pregunta sigue sin respuesta: ¿Quiénes volaron con el presidente en esos 122 vuelos? La respuesta podría tener consecuencias más allá de la mera anécdota logística.

