Con la llegada del verano, se disparan las búsquedas sobre cómo ponerse moreno rápido. Pero dermatólogos advierten: acelerar el bronceado sin precauciones puede pasar factura.
Con las altas temperaturas y las playas llenas, lucir un bronceado perfecto sigue siendo un objetivo estético para muchos españoles. Sin embargo, los expertos en salud advierten que la obsesión por conseguirlo rápido y a toda costa conlleva riesgos graves para la piel, desde quemaduras solares hasta un aumento significativo del riesgo de cáncer cutáneo.
En los últimos años, se ha detectado un repunte en el uso de métodos peligrosos o ineficaces para “acelerar el bronceado”. Entre ellos, el uso de aceites caseros, píldoras sin control sanitario o largas exposiciones sin protección durante las horas de mayor radiación.
“La piel tiene memoria. Cada quemadura solar en la juventud es una papeleta más para desarrollar un melanoma en la adultez”, advierte la dermatóloga Marta Ríos, del Hospital Clínico San Carlos. “No hay atajos seguros para broncearse”.
Lo que no deberías hacer
Los dermatólogos y farmacéuticos coinciden en señalar prácticas que deben evitarse por completo:
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Exponerse al sol sin protección solar: Incluso para quienes ya están bronceados, no usar crema con filtro adecuado (mínimo SPF 30) es un error frecuente.
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Aplicar aceites aceleradores o bronceadores sin protección: Algunos productos no protegen frente a los rayos UVA y UVB y pueden incluso potenciar el daño solar.
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Tomar suplementos bronceadores sin receta o aval médico: Algunos compuestos, como los betacarotenos, pueden ser útiles, pero no deben usarse sin control y nunca sustituyen la protección solar.
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Usar métodos “caseros” como cerveza, vaselina o limón: Estos mitos, populares en redes sociales, no solo no funcionan, sino que pueden provocar quemaduras químicas o fotosensibilidad.
Lo que sí puedes hacer para broncearte de forma segura
Aunque el bronceado saludable no existe como tal —es una reacción de defensa de la piel frente a la radiación—, existen formas más seguras de disfrutar del sol con responsabilidad:
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Usar protector solar de amplio espectro: Aplicarlo media hora antes de la exposición y renovar cada dos horas, especialmente tras baños o sudor.
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Exponerse progresivamente y evitar las horas centrales del día (12:00–16:00): Así se reduce el riesgo de quemaduras.
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Mantener una dieta rica en antioxidantes y betacarotenos: Alimentos como zanahoria, calabaza, mango o espinacas pueden ayudar a preparar la piel.
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Hidratarse bien y cuidar la piel tras la exposición: El aftersun no acelera el bronceado, pero ayuda a reparar y mantener la piel sana.
“El mejor bronceado es el que se consigue poco a poco, sin prisas, y siempre con sentido común. El color debe ser consecuencia, no objetivo”, insiste la doctora Ríos.
Aumento de casos de cáncer de piel en jóvenes
Las campañas de concienciación de las sociedades dermatológicas alertan de una preocupante realidad: el cáncer de piel ha aumentado entre los menores de 40 años, y se asocia, en muchos casos, al abuso del sol en la adolescencia y juventud.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) señala que en España se diagnostican más de 5.000 melanomas al año, una cifra que no deja de crecer. Por eso, los expertos piden reforzar la educación solar desde edades tempranas.
El mito del “moreno sano”
Aunque la estética y las modas empujan a buscar ese tono dorado en la piel, los médicos lo tienen claro: no existe el bronceado saludable. El color moreno es en realidad un síntoma de que la piel está produciendo melanina para protegerse del daño solar.
“Podemos disfrutar del verano y del sol, pero con inteligencia. Broncearse no debería ser una competición”, concluye la dermatóloga.
En resumen: protegerse bien, evitar excesos y priorizar la salud por encima de la estética es el mejor consejo para quienes buscan disfrutar del verano con seguridad.