Hay noticias que huelen a montaña, a esfuerzo y a regreso. Y esta es una de ellas: Trail Villena recupera la Media Maratón Sierra de Peña Rubia tras dos años de silencio. Dos años sin ver el amanecer reflejado en las sendas, sin escuchar el aliento de los corredores entre pinos ni sentir el pulso de una ciudad que late al ritmo de su sierra.
La vuelta de esta prueba no es solo deportiva: es emocional. Porque la Sierra de Peña Rubia no es un escenario cualquiera; es parte del alma de Villena. Es el lugar donde muchos corren para encontrarse, para medirse, para sentirse libres. Volver a llenarla de vida, de esfuerzo compartido y de zapatillas marcando el polvo, es una forma de recuperar algo más que una carrera: es recuperar una tradición, un espíritu.
El mérito es de Trail Villena, sí, pero también de todos esos voluntarios, clubes, patrocinadores y aficionados que creen que el deporte es una forma de construir comunidad. En tiempos de pantallas y prisas, la Media Maratón vuelve a recordarnos que aún hay espacios donde lo importante no es llegar primero, sino compartir el camino.
Que el regreso de la prueba sirva también para mirar hacia adelante: consolidarla, hacerla crecer, atraer a corredores de fuera sin perder su esencia. Porque Villena tiene en Peña Rubia un tesoro natural, y cada zancada que se da sobre sus caminos es una forma de celebrarlo.
El sonido de las pisadas volverá a mezclarse con el del viento entre los pinos. Y Villena volverá a correr, sí. Pero, sobre todo, volverá a sentirse viva.

