Villena vuelve a levantar la copa, y esta vez con motivo de celebración: la ciudad ha recibido el I Premio a la Innovación Enoturística otorgado por la Universidad de Alicante. Un reconocimiento que no solo premia una iniciativa concreta, sino todo un modelo de desarrollo que apuesta por unir tradición y futuro, cultura y economía, vino y territorio.
Durante años, Villena ha sabido reinventarse más allá de la etiqueta de ciudad festera o industrial. Su apuesta por el enoturismo —ese arte de convertir los viñedos, las bodegas y la historia en experiencias— demuestra que cuando se trabaja con visión, el resultado llega. Y este premio es prueba de ello.
Porque la innovación en turismo no pasa por construir más hoteles ni por llenar las calles de visitantes sin rumbo. Innovar es dar valor a lo propio, crear identidad, y eso Villena lo está haciendo con inteligencia y pasión. Desde sus bodegas familiares hasta sus rutas vinícolas, la ciudad está mostrando que el vino puede ser una puerta abierta a la cultura, al paisaje y al desarrollo sostenible.
Este galardón no debería ser un punto de llegada, sino un punto de partida. Villena tiene el potencial para consolidarse como un referente enoturístico en la Comunidad Valenciana, si sigue apostando por la cooperación entre administración, productores y universidades.
El vino de Villena no solo se bebe: se vive, se camina, se comparte. Y ahora, con este premio, también se reconoce. Brindemos, entonces, no solo por el mérito, sino por la visión. Porque Villena, cuando cree en sí misma, demuestra que sabe estar a la altura de su propio sabor.